
Muchos deportistas de un tiempo a esta parte han ido adquiriendo el hábito de incluir las visitas al podólogo. Pero, ¿qué debe tener en cuenta un deportista para detectar si tiene que ir al especialista del pie?
Sobre todo hay que tener en cuenta tres factores. En primer lugar, la sintomatología. Esto es, si aparece dolor durante la práctica deportiva, no solo en los pies sino en cualquier parte del aparato locomotor, es recomendable hacer una exploración dinámica del gesto deportivo para detectar posibles alteraciones biomecánicas.
En segundo lugar, además del dolor, la aparición de otros síntomas como lesiones o sobrecargas musculares de repetición.
Y en último lugar, se recomienda acudir al podólogo a aquel deportista que no tiene ninguna sintomatología, pero quiera hacerse una exploración para detectar posibles alteraciones y prevenirlas antes de que aparezcan, y que además desee información sobre el tipo de calzado a utilizar en cada situación. Elección clave para prevenir las lesiones que se podrían derivar.
Así, aquellos deportistas que corren con frecuencia y son susceptibles de sufrir algún problema en la pisada, deberían visitar a un podólogo deportivo para compensar estas alteraciones y sus consecuencias en tobillo, rodilla, cadera y espalda. También en muy recomendable que, una vez solucionado el problema, sigan revisando el tratamiento periódicamente. La revisión periódica del tratamiento es vital para el éxito del mismo.
Visitar al podólogo de vez en cuando es como renovar las zapatillas: «se estrena pisada».